Me sentaba a su lado mientras lloraba
Impotente
Acompañaba sus tardes frente a la ventana,
con la mirada perdida, recordando, ensimismado
Impaciente
Velaba su sueño y enjugaba insomnios,
traspasaba esta duermevela solo por la cintura
Incansable
Su dolor alimentaba la culpa que encadenaba mi espíritu
Atormentada
No pude soportar no ver en sus ojos mi reflejo,
me fui, pactando antes el reencuentro
Rendida
Es tu turno, querida Vida, tu promesa es hoy mi esperanza,
segura de que me reconocerá en tu mirada
Agradecida
Carmen L. Bruna
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