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  • Foto del escritorC.L.Bruna

PRESENTACIÓN SOLEMNE




Hace unos días (29 de Septiembre) se conmemoró el 475 aniversario del nacimiento de Miguel de Cervantes. Sin saberlo, cuando Carme Arrufat nos propuso una presentación solemne de nosotros mismos, como ejercicio literario para el mes de septiembre, yo elegí rendirle mi humilde y pequeño homenaje. Aquí os lo dejo:


Por la presente, solicito respetuosamente su atención para esta humilde y sincera presentación de mi persona. Sin pretender imitar al “Príncipe de los Ingenios” y sin ninguna intención de plagio de la novela de D. Miguel de Cervantes Saavedra, permítanme inspirarme en su magistral exposición de la condición y el ejercicio de su famoso hidalgo Don Quijote de La Mancha.

En un lugar de Madrid, de cuyo nombre nunca he tratado de acordarme, hace 51 años que nacía una moza, de las de pluma y pincel, más bien bruja que princesa, bautizada por su abuelo, un poco por desconocimiento un poco por gusto, con el nombre de Carmen Guadalupe Lozano Bruna.

Una olla de algo más verdura que vaca, fruta por las noche, cerveza IPA los viernes y chocolate negro siempre en la despensa. Tenía en su casa un hijo que pasaba los dieciséis y otro que no llegaba a los catorce, y un esposo al que echaba de menos durante 42 días para celebrar otros siete con él la vida.

De complexión fuerte, baja estatura, rostro redondeado, pelo castaño y ojos canela, gran madrugadora y amiga de las artes escénicas.


Para que la narración sobre ella no se salga un punto de la verdad, poco importa lo que hasta el momento creyó ser o se esforzó en mostrar. Es pues de saber, que esta sobredicha moza, se da ahora a vivir cada instante “habitando el arte”.


Quieren decir que no siendo experta en ninguna de sus expresiones, Carmen Guadalupe recorre los lugares de sus habituales encuentros como si fuera siempre la primera vez, descubriendo nuevas capas del diorama vivo que imagina desplegándose ante su mirada; aunque la memoria falte de su lado para recordar títulos y autores de los libros que en su biblioteca tiene a bien de guardar, se emociona con aquella lectura que su corazón toque; su profesión, en verdad, nada tiene que ver con la escena y aún así vive cada emoción de los personajes que representa; solo cuando el silencio interior inunda los siete cuerpos en los que su alma habita, deja de sonar la melodía infinita que siempre la acompaña, la que ella canta, canta y canta. A fe de bueno que no heredó el don del trazo firme y seguro. Tampoco aprendió sobre estilos, ni materiales, ni técnicas, solo quiere dejarse llevar hacia aquellos tan remotos y apartados lugares del trato común de las gentes, que ante la obra de arte ella evoca.

Con estas razones podrían vuestras mercedes pensar que, el juicio he perdido. No se desvelen por desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni el mismo Aristóteles, si resucitara para solo ello. Es todo mucho más sencillo. Si desean conocerme bien les invito a habitar el arte que yo habito, pues, en efecto, prefiero que de mí digan que acredité mi ventura: morir cuerda y vivir loca.


Carmen L. Bruna

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