Seguro que estáis pensando que, con la que está cayendo, cómo se me ha ocurrido irme de cañas a "La Latina", o mejor a comer unos callos con garbanzos a Casa Paco. No, no lo he hecho, aunque podría, las restricciones son un poco surrealistas. Yo, viviendo en Madrid, zona confinada, puedo ir al centro a tomar algo, siempre que lo haga dentro del horario permitido y, como la cita es conmigo misma, nunca voy a superar el número máximo de personas que pueden reunirse. En cambio, mi hermana, que vive en un pueblo de Madrid no confinado, no puede salir de él porque todo lo que lo rodea sí lo está. Así estamos!!!
Pero esta Cita la tuve en casa. Cogí el atril, los óleos y el lienzo, ese que lleva esperando que le haga caso desde Junio y ya no sabe qué hacer para que me fije en él. Cualquier día me guiña un ojo...
Y es que yo no he heredado este don y por eso no hago más que darle largas. Además, quién me engañaría a mí para pedirme un lienzo tan grande...Sí, lo pedí por mi cumpleaños (del año pasado) y mi padre me lo regaló. Y aún seguimos así...
Pero el tema de las Citas está cambiando mi modo de afrontar este tipo de cosas, ¡a ver, chica, esto no era un hobby, algo para disfrutar! Pues claro. Y con esa idea me planté en el salón el domingo por la tarde. No avancé demasiado, pero lo suficiente para acabar "lo gordo". Ahora ya solo quedan los detalles, que son más divertidos: muñecos, plantas, letreros...
Hablando de letreros...justo cuando acabé de pintar el del Edificio Metrópolis, que aunque no lo parezca, sale en este cuadro, jajaja...decidí darme un descanso, pues entre la trementina y el aguarrás ya estaba empezando a colocarme. Se me ocurrió buscar el Google "Casa Paco" y ¡¡¡¡Horror!!! El letrero tiene el fondo verde y las letras amarillas. El mío va todo en rojo, como si tuviera el toldo echado, pero sin toldo, no le pidas peras al olmo...
Así que tendré que cambiarlo. Pero lo bueno de las Citas es lo que tienen siempre de inesperado. Dejé a un lado mi lienzo, otra vez, pobre! y descubrí un montón de cosas sobre esta taberna, tan bien situada y con tanta solera.
Resulta que Francisco Morales Esteban, ‘Paco’ nació en Guadalajara pero llegó a Madrid con apenas 10 años. Siempre trabajó en tabernas, hasta que abrió la suya propia, junto a su mujer Rosario Aragoncillo en 1933. También descubrí que permaneció abierto durante la Guerra Civil, gracias a que Rosario siguió cocinando.
Paco era un personaje de La Latina, siempre a la puerta de su taberna saludando a todos sus vecinos. Por eso ahora los clientes de "Casa Paco" son los nietos de los que frecuentaban la taberna en aquella época. Era un gran aficionado a los toros, por eso encontrarás en sus paredes fotos de toreros famosos, pero también era un apasionado de los Carnavales. Resulta que fue él, junto a un amigo, el que consiguió los permisos necesarios para retomar "El Entierro de La Sardina".
Así es "Casa Paco", un negocio familiar, con una clientela fiel, a pesar de estar en el meollo del turismo madrileño, donde puedes disfrutar de una cerveza bien tirada y unos buenos callos con garbanzos.
Ojalá las nuevas generaciones de la familia continúen con él y podamos seguir disfrutando de su encanto.
Lo que da de sí un letrero...
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