No hacía más que repetirse, una y otra vez: no hay distancia.
No lo hagas ahora-se decía, cuando llegue el momento...entonces llora!
Pero era inevitable. Seguro que ver lo positivo la ayudaría a contenerse, no era la primera vez. Sabía que la tecnología estaba de su lado y estarían casi dentro del mismo huso horario.
No hay distancia, repetía.
Pero entonces se imaginaba sola haciendo esas cosas que les gustaban. Ver las series en el sofá, tomar un té verde con canela y chocolate, una IPA los viernes por la noche. Pasear por el centro, pasear por el barrio, simplemente pasear. Tampoco necesitaban mucho más, "Así somos", pensaba.
No hay distancia, se decía.
Por qué preocuparse tanto, volverían a "hablar en diminutivo, con nombres de pastel", que diría Mecano. Contarían las semanas de seis en seis y a la séptima harían todo lo que pudieran "por cenar perdiz". Pero no podía pedírselo, aunque la inundaran las ganas...por eso el final de la canción se le atragantaba en la garganta.
Así que seguía y seguía sin parar: los hay que hacen por no encontrarse compartiendo el mismo lugar, para nosotros no hay distancia.
Y entonces se dio cuenta de lo que pasaba. Había algo que no se había atrevido a confesar:
Que Él era su "aire" y pensaba que si se alejaba, ella se olvidaría de respirar.
Por eso repetía una y otra vez: no hay distancia...
Me encanta.
Precioso
Qué bonito guapa¡ Se me saltan las lágrimas