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  • Foto del escritorC.L.Bruna

SINE NOMINE TRÍO


Ellos se definen como grupo de cámara en donde lo ecléctico y la fusión de estilos es su marca de fábrica. Amador Goñi al violín, María López al chelo, Juan Sánchez Molina al piano, realizan juntos conciertos, amenizaciones y acompañamiento musical de eventos religiosos o sociales. Yo os lo recomiendo. Pero todo esto lo podéis encontrar y seguirlo en su Facebook, lo que os voy a contar aquí es cómo les conocí y por qué son tan especiales para mí.

En un momento complicado de mi vida, un ángel de pelo rubio y ojos grandes vino para alegrar mis mañanas. Así que cuando me pidió que cantara una canción en la ceremonia de su boda no pude negarme. Me enfrentaba a un reto para mí sin precedentes. Con más oído que voz y ninguna experiencia en estos lides, mi mejor baza sería acompañarme de un grupo reducido de músicos que compensara mis carencias, así que pedí ayuda y una buena amiga me dio el teléfono de Juan.

Reconozco que aquel primer día de ensayo iba nerviosa, pero todo fue sobre ruedas, salvo la canción, jajaja...En una sorprendente tranquila zona de Madrid, Juan me esperaba en su acogedora buhardilla con olor a té recién preparado. "Carmen, la canción está afinada pero si la cantas así no se te va a oír, tienes que sentirla"- me dijo. Y gracias al trabajo realizado y a sus sabias palabras empecé a replantearmela. Otro tono, otro idioma, pero sobre todo otra actitud y una frase grabada en mi cabeza, es mejor emocionar que impresionar.

Recuerdo el segundo ensayo con especial cariño, el trío ya completo...que lindos, que paciencia, que respeto, que profesionalidad. Amador tan generoso, bajando el volumen del sonido de su violín para no tapar mi voz en los pasajes en los que doblaba mi melodía. María tan elegante, dulce y cercana me animaba diciendo: "Carmen, es tan bonito que hayas decidido cantar para tu amiga que es imposible que salga mal". Y Juan, como siempre, coordinandonos a todos y haciendo que en su acogedora buhardilla, con olor a té, nos sintiéramos como en casa.

Os dejo aquí un documento gráfico al que no puedo tener más cariño, el recuerdo de aquel día en el que, ese temblor de piernas tan característico del que se mete donde no le llaman o más bien intenta alcanzar donde no llega... mereció la pena.



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